Por mes atienden 200 nuevos casos de adolescentes con adicciones
Aseguran que los chicos comienzan a consumir entre los 11 y 12 años y llegan a las consultas dos años después, cuando los padres perciben las consecuencias que provocaron las sustancias en el organismo de los menores.
Alarmados por la situación, los profesionales del Servicio de Adolescencia y Salud Mental del Hospital Independencia aseguran que el consumo desmedido de bebidas alcohólicas y sustancias prohibidas registra un índice preocupante en la provincia, el cual no disminuye. Explican que por semana, el área destinada a la atención exclusiva de jóvenes, recibe entre 150 y 200 casos nuevos de adolescentes adictos, los cuales son atendidos por un gabinete especialistas conformado por cinco profesionales que brindan asistencia a estos adolescentes que padecen las consecuencias del consumo.
“Seguimos manteniendo cifras alarmantes en cuanto a los pacientes adictos que recibimos. Mínimamente por semana estamos atendiendo más de 5 y 7 pacientes nuevos por profesional. Eso nos preocupa porque no hay disminución de la cantidad de menores de edad que consumen diferentes sustancias”, explicó la Dra. Soledad Harón, jefa del Servicio de Adolescencia y Salud Mental del Hospital Independencia.
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Las edades de los jóvenes que consumen sustancias prohibidas y alcohol varían, pero Harón sostuvo que la mayoría de los chicos que llegan al servicio, lo hacen aproximadamente a los 13 ó 14 años. Sin embargo, son jóvenes que comenzaron a tener contacto con las drogas legales e ilegales dos años antes de haber llegado a su primera consulta.
“Lo preocupante es que cuando se realiza la primera consulta, el chico ya viene consumiendo desde hace uno o dos años antes. Los padres traen a sus hijos a los profesionales porque transcurrido este tiempo, recién los chicos manifiestan otras conductas o alteraciones; entonces, esto les molesta a los mayores y deciden buscar ayuda profesional. Llegan normalmente a los 13 ó 14 años, pero generalmente comienzan el consumo a los 11 ó 12 años”, ahondó la doctora.
Las estadísticas indican que son los varones más consumistas que las mujeres.
Sin embargo, la diferencia no es grande. Lo que sucede en Santiago es que los jóvenes asumen su problema y recurren a pedir ayuda. En cambio, a las mujeres les resulta más difícil hacerlo y esto genera que los casos permanezcan ocultos por más tiempo y las consecuencias sean mayores.
“Siguen siendo los varones los que superan las consultas, pero no porque sean los que más consumen sino porque son a los que no se le dificulta tanto llegar a la consulta, como a las mujeres. Pero es una cuestión cultural más que nada, porque si nos llevamos de los casos que existen, entre los que llegan a consultorios y los que no, las cifras son muy similares entre mujeres y varones’, explicó Harón.
Y agregó: “La mujer es más solapada en este caso, se cuida más o no se exponen. Además en los varones se nota más porque ellos se mueven en manada y generalmente cuando salen en grupo y toman de más, hacen destrozos, se pelean con otros chicos y la situación se percibe más, a diferencia de las mujeres”.
Fuente| elliberal.com.ar
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