El Papa y Putin abogaron por el diálogo para lograr la paz en Siria

Durante una audiencia privada de unos 35 minutos, Putin agradeció al Pontífice la carta que envió con motivo de la cumbre del G20 de San Petersburgo para pedir que se evitaran “soluciones militares”.

Premisas

En la audiencia, “se subrayó la urgencia del cese de la violencia y de hacer llegar la asistencia humanitaria a la población, así como de favorecer iniciativas concretas para una solución pacífica del conflicto, que privilegie la negociación”, informó el Vaticano.

La paz en Oriente Medio y la “grave situación” en Siria, según la definió la Santa Sede en un comunicado, fueron dos de los temas que el jefe de la Iglesia Católica y el presidente de Rusia abordaron en el encuentro.

El Papa argentino también recibió ayer en el Vaticano al presidente de Paraguay, Horacio Manuel Cartes Jara, al que instó a seguir combatiendo la pobreza y la corrupción.

La conversación duró 25 minutos a puerta cerrada, abordando temas como la lucha contra la pobreza y la corrupción y el respeto por los derechos humanos.

En las conversaciones, “desarrolladas en un clima de cordialidad y tras tomar nota de las buenas relaciones existentes entre la Santa Sede y Paraguay, se abordaron temas de interés común relacionados con la situación del país y de la región, tales como la lucha contra la pobreza y la corrupción, la promoción del desarrollo integral de la persona humana y el respeto por los derechos humanos”, indicó la Santa Sede.

Broma de Bergoglio

Al término del encuentro, el presidente Cartes le regaló al Papa argentino y jesuita, una imagen de la Virgen, un libro de cartas de San Roque y un volumen con fotografías de las célebres misiones de los jesuitas en Paraguay.

El papa Jorge Mario Bergogio, que hojeó el libro, sorprendió cuando lanzó una broma festejada por el mandatario paraguayo: “Éstos jesuitas en las misiones del siglo XVII dejaron sólo ruinas”.

Las misiones jesuíticas guaraníes fueron treinta pueblos misioneros fundados a partir del siglo XVII por la orden religiosa católica de la Compañía de Jesús entre los indios guaraníes y pueblos afines, que tenían como fin su evangelización y que se ubicaron geográficamente en la Argentina, Paraguay y Brasil, y que hoy se las conoce popularmente como “ruinas de los jesuitas”.