Preocupa a la Iglesia el caso de adolescentes en sitios porno

En este sentido se manifestó el obispo auxiliar de la Diócesis de Santiago del Estero quien consideró que “la exposición de la intimidad en las redes sociales, por parte de los jóvenes, merece una profunda reflexión por parte de los adultos”, al tiempo que hizo referencia a una sociedad algo hipócrita en este sentido.

“Muchas veces somos una sociedad hipócrita, que por un lado exacerba las pasiones más bajas y, por otro, se escandaliza cuando se anoticia de estos acontecimientos lamentables”, opinó el prelado.

Necesidad

Consideró que los jóvenes suelen estar “sometidos a una aparente necesidad de exponerse” permanentemente en las redes sociales y “experimentan que lo que no aparece en los nuevos medios de comunicación es como si no existiera, y por eso se sienten impulsados a exponer toda su vida por las redes sociales: desde sus dramas interiores más terribles hasta los hechos más triviales de la vida cotidiana”.

Al mismo tiempo, el prelado analizó que este tipo de conductas de los adolescentes es un pedido de auxilio y una muestra de soledad.

“Los chicos muestran su cuerpo como un muro de sufrimiento. Esta actitud de los chicos, demuestra una falta de amor, es una muestra de soledad y piden auxilio, ayuda; quieren que alguien se ocupe de ellos y les presten atención. Están solos y no están siendo cuidados”, lamentó monseñor Torrado Mosconi.

Relacionó este tipo de conductas con las adicciones a las drogas y el alcohol, y advirtió que es un riesgo muy grande el que corren al exponerse en sitios a los que ingresan personas mayores y sin escrúpulos.

“Es necesario luchar contra las adicciones a las drogas y el alcohol que llevan a nuestros jóvenes a desbordes de todo tipo, y especialmente en el ámbito de los desórdenes de la sexualidad. Suele ser también en este estado donde se hacen fotografías y filmaciones que luego son levantadas por las redes sociales”, enfatizó.

Frente a esto, el obispo auxiliar advirtió que además “se deben considerar temas que para algunos parecieran ‘anticuados’ como son la castidad y el pudor; sin embargo, estas cuestiones son profundamente humanas y lamentablemente no hemos educado a nuestros jóvenes en estas realidades fundamentales en la formación de la personalidad”.

Remarcó que la situación requiere “tomar en serio la educación para el amor, que es mucho más amplio e integrador que hablar de educación sexual”.

“Es necesario que los progenitores cumplan con su función, que ocupen el rol que les corresponde”, dijo finalmente.