Padrastro fue juzgado por violación de dos hijastras, pero ayer lo condenaron sólo por una de ellas

A las 14.25, los jueces le fijaron ocho años de cárcel a Ramón Adolfo Corvalán, quien llegó a juicio acusado de vejar a dos hijastras de 10 y 12 años.

Por defectos en la instrucción y acusación por una de las adolescentes, los jueces sólo condenaron al padrastro por la violación de una sola jovencita.

De acuerdo con la investigación, Corvalán residía con la madre de las menores.

Durante varios años habría abusado de las dos chicas, aprovechando que su esposa se ausentaba y viajaba a La Banda por trámites.

Las acusaciones

En la denuncia, las menores manifestaron que éste las llevaba en su motocicleta y que, por separado, durante años las vejó en el monte.

Harta de las humillaciones, una de las adolescentes ingirió veneno para aves y casi dejó de existir.

Al ser visitada por su padre biológico en el Hospital Regional, le habría relatado sus penurias, aclarándole que su madre estaba al tanto de todo.

Sobrevino una investigación que desembocó en la detención de Corvalán y la puesta en custodia de las niñas ante la Dirección de la Niñez Adolescencia y Familia.

Tras más dos años de investigación, ayer la Cámara del Crimen de 1ª Nominación selló la suerte de Corvalán.

Tras varios planteos de nulidad de la defensa, lo condenó a ocho años de cárcel.

El delito atribuido fue “abuso sexual con acceso carnal agravado por su condición de guardador”.

Corvalán representaba el rol del padre y las niñas le debían respeto y hasta obediencia debida.