En una escribanía local se habrían falsificado firmas para apropiarse de 2.800 ha
La parte denunciante identificó al notario y a una empresa, a los que acusa de falsificación de instrumento público y asociación ilícita.
El inmueble rural Fuerte Esperanza era uno solo hasta que en 1948 se lo subdividió en las parcelas prácticamente iguales de 1.400 hectáreas cada una. Sus propietarios eran José Domingo Acosta y Miguel Martiro Mendoza, quienes tenían los sectores sudeste y noroeste, respectivamente.
El mismo está enclavado en el departamento Mitre, a orillas del río Utis, por lo que es un terreno apto para la ganadería y la agricultura, según explicaron quienes promovieron la denuncia penal contra quienes habrían “inventado” una transferencia de dominio irregular.
Desde entonces y hasta que fallecieron, ninguno de los dos propietarios habría vendido ni una hectárea de su propiedad.
Sin embargo, cuando sus herederos comenzaron los trámites sucesorios, descubrieron que ambos campos habían sido transferidos en el año 2006.
Al hacerse una investigación sobre esta irregular situación, los abogados que patrocinan a dos herederos de Acosta encontraron en el Registro de la Propiedad Inmueble que se había inscripto dos escrituras con diferencia de días.
Según la denuncia las supuestas operaciones comerciales se habrían realizado en la misma escribanía, que había estado a cargo de Edmundo Gómez, y por la totalidad del predio original de Fuerte Esperanza, que son 2.800 hectáreas.
Lo que resultaba incomprensible es que los firmantes y dueños de las dos parcelas, en realidad habían fallecido hacía más de una década. Por esa razón, la abogada Estela Ponti denunció penalmente al escribano y a la empresa porteña Nueve Quebrachos que aparecería como adquirente de los campos, requirió a la Justicia que se hicieran pericias caligráficas de las dos escrituras.
La que lleva el Nº 156 y fue confeccionada el 12 de abril de 2006 corresponde a la venta que supuestamente efectuó Acosta, mientras que en la Nº 180, del 20 de abril de ese mismo año, estaría estampada la rúbrica de Mendoza.
Para cotejar las auténticas firmas de los antiguos dueños y las que aparecen en las nuevas escrituras, la letrada sugirió que se pidan copias al Archivo General de la Provincia y al Colegio Notarial.
Fuente: elliberal.com.ar
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